No hay duda, hay que parar |
Por supuesto le he contado mi vida, cómo no, con mi acento tan bonito, me he hecho un poco la víctima: –mis hijos confían en mi, imagínese lo duro que puede ser no ser un ejemplo para ellos...– Me ha contado que tenía dos hijos y que me entendía, que podía ser un trauma decirle a un niño que han suspendido a su mamá cuando lleva 21 años al volante...
Así que por fin lo he conseguido, ya llevo en mi cartera el carnet de conducir del estado de Ohio, con mi foto feliz cual perdiz. Y que conste que esta vez he parado 'completely' en los STOPs, hasta he contado: 1, 2, y luego he seguido.
He reflexionado sobre mi suspenso del otro día y he llegado a la conclusión de que es un problema de madre imperfecta.
La Rotenmeyer no sabe, no tiene ni idea, de lo que es conducir siendo una madre imperfecta. Ella, tan perfecta y con ese moñete, que de buena gana se lo hubiera despeinado, y con ese tipín toda estirada, y lo peor, tan joven e ideal, y claro, sin hijos.
¡Ajá! ahí es donde la he pillado.
La policía Rotenmeyer no sabía lo que es para una madre tener que conducir sin ser una 'fitipaldi'. No estamos acostumbradas a conducir sin tener que mirar atrás echando la mano para separar la pelea, mientras suena el móvil en el bolso, vuela un trozo de galleta por el coche, se derrama el agua en el asiento trasero, los niños chillan, te miras en el espejo para comprobar si te has peinado, llegas tarde...
En vez de ese contexto, donde estoy en mi salsa, me lo cambian y me ponen en un ambiente de silencio total, en el que solo oigo –turn right... turn left... turn left...turn... right... turn left...– pues normal que me ponga nerviosa, y más mirando el moñete por el rabillo del ojo. Si estoy por llamarla señorita Intermitente.
...y además tengo la capacidad de mirar con el rabillo del ojo a la izquierda, ver que no viene nadie, y pasar por el STOP sin parar del todo. ¡Toma ya! ¡además, con súper poderes! Ese fue el verdadero problema... le dieron envidia mis súper poderes de madre imperfecta, y ahí se vio ella que podía dominarme y me cateó.
Otra conclusión a la que he llegado es que los asientos de seguridad de los niños, los ponen por las madres, porque es muy peligroso que vayan con ellas.
Y hay alguna, que hasta se olvida de meter a su hijo en el coche. Ah, y otras que se olvidan de sacarlo, esa historia os la cuento otro día.