Por cierto, al final el pavo salió muy bueno pese a todos mis miedos. Aunque he de confesar que no lo hice yo… apareció un príncipe azul en el último momento que se apiadó de mi persona, y de mi asco por el cuello y el pellejo del animal y por la bolsa que había llena de cosas asquerosas, e hizo un pavo buenísimo.
Llenar la nevera |
Este es el proceso para lograrlo:
Después de ir protestando por el supermercado mientras en mi mente se repite la canción de 'odio hacer la compra, odio hacer la compra,…' voy eligiendo los ingredientes. Si soy sincera lo hago un poco al azar, lo que me apetece.
- Primera recomendación: ir sin hambre (con hambre compras muchos caprichos).
- Segunda: ir sin niños (la compra sale un 20% más cara, comprobado).
- Tercera: ir con un poco de hambre (si no se te olvida la mitad de cosas).
- Última recomendación: no, no hay un día ni una hora perfectas, hacer la compra es un rollo. Siempre.
Sigue la canción: 'odio meterla en el coche, odio dejar el carrito, odio bajarla del coche, odio colocar la compra… a ver si inventan ya la compra inteligente, odio hacer la compra'…
Una vez en casa con todos los ingredientes colocados, pienso qué voy a hacer. Más bien me lo preguntan mis hijos: –¿qué hay para cenar?– Odio esa pregunta… Entonces busco en internet alguna receta por si me inspiro (por cierto, en la web de Gallina Blanca hay muchas y muy fáciles).
Después abro la nevera y me quedo un buen rato obnubilada, como extasiada… ¿os pasa? no sé realmente qué tiene, pero me hace perder mucho tiempo. Al final cuando consigo concentrarme pienso: ¿qué hago hoy de cenar?, y ahí es cuando hago un estudio de qué caduca primero, y eso es lo que marca la prioridad.
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Ingredientes: lo que vaya a caducar primero en la nevera (algo de carne y verdura preferiblemente).
Modo de hacer:
En una bandeja del horno pones papel de plata (o albal, o de aluminio), un chorrito de aceite y las verduras cortadas en modo juliana o como te de la gana. Yo suelo poner zanahorias, cebolla, sweet potatoes (boniato), pimiento… lo que haya.
Después la carne que tenga, hoy por ejemplo eran muslos de pollo deshuesados. Unos dientes de ajo sin pelar que me da pereza, un poco de sal, y algo de hierbas: finas hierbas o provenzales, algo de pimentón dulce, orégano,… cada día uso unas.
Por último otro chorrito de aceite, y un poco de zumo de naranja, o un chorro del vino que quedó del otro día, o bien un poco de la cerveza que te estés bebiendo mientras cocinas, o agua… Cierras con el papel de plata que te debe de sobrar y ya está casi :-)
Lo metes en el horno, pones atención, debe estar encendido (más de una vez se me ha olvidado este detalle) y esperas como 45 minutos. No me preguntéis la temperatura, no tengo ni idea, más o menos 400º, pero de los de aquí de farenheit, no los celsius de Europa.
Después sacas la bandeja con cuidado de no quemarte, sí, me he quemado varias veces, y ya está listo. En mi casa les encanta, pero siempre les digo que es irrepetible, que cada día uso una receta nueva con lo que haya en la nevera.
Me pidió mi hijo que lo apuntara para que cuando yo me muera él se lo pueda hacer a sus hijos, así que aquí le dejo mi legado. Espero que lo disfrute mucho en mi ausencia.
P.D. Peor es mi hija que me pide toda mi ropa o bisutería para cuando me muera.